Hace poco menos de dos semanas mi mejor amiga me enviĆ³ el siguiente mensaje por WhatsApp: āMe elegĆ a mĆā seguido de una nota de voz de 18 minutos donde me contaba lo difĆcil que fue darse cuenta que era dejar ir a una parte de ella. Me dijo que elegirse habĆa sido un acto de amor propio.
A medida que la escuchaba explicar lo que sentĆa entendĆ que trataba de quitarse de encima la sensaciĆ³n de que estaba siendo egoĆsta. La conozco desde hace mĆ”s de diez aƱos y por mĆ”s que nos hayamos visto crecer, nunca tuve tantas ganas de abrazarla como ese dĆa.
Crecemos con la creencia que debemos ser ābuenas niƱasā – lo que sea que eso signifique – y quĆ© hay ciertas decisiones que no debemos tomar, cosas que no debemos hacer y palabras que no debemos decir porque son demasiado egoĆstas. ĀæAcaso soy la Ćŗnica que nota la hipocresĆa de este asunto?
Antes de continuar quiero aclarar desde un inicio y para futura referencia que, para mĆ, mis amigos son las personas mĆ”s sabias que existen y por eso sus consejos son como tesoros: los guardo en un lugar seguro.
Ahora, volviendo a la evasiĆ³n del egoĆsmo: Āænunca sintieron que poco a poco fuimos construidas para llenar expectativas ajenas? Tono de voz moderado, codos fuera de la mesa, espalda recta, piernas cruzadas y pestaƱina a prueba de agua para que no nos vean llorar. Casi como si nuestra perfecciĆ³n nos hiciera meritorias de algo: de ser salvadas.
No sĆ© si todo en realidad es culpa de la fantasĆa de un prĆncipe azul que llegue en un caballo blanco – o con un contrato del trabajo que por fin nos harĆ” felices y reconocerĆ” nuestro talento – a rescatarnos de nosotras mismas: de nuestras ganas de salir corriendo a comernos el mundo, de las veces en las que queremos decir lo que pensamos sin pelos en la lengua y los dĆas en los que no somos capaces de mirarnos en el espejo.
Nos sentimos culpables de querer salvarnos a nosotras mismas, sin la necesidad de alguien mĆ”s, porque toda la vida hemos escuchado que somos egoĆstas si nos portamos de forma diferente a la esperada o priorizamos nuestro bienestar por encima de cualquier otra cosa.
Hace unos seis meses tambiĆ©n buscaba a alguien que me salvara de un trabajo que me tenĆa supremamente infeliz: me sentĆa ahogada, sin mucho tiempo para mi pareja, mis amigas – o incluso para mi – y sobre todo sentĆa que mi talento estaba estancado. Me sentĆa en una rutina de la que siempre quise huir: vivĆa por y para trabajar en algo que no me generaba mĆ”s que ansiedad. Indirectamente, buscaba a alguien que me rescatara del loop en el que me encontraba y me diera valor como creativa. AsĆ mismo, tambiĆ©n morĆa del miedo y no me sentĆa capaz de pasar la carta de renuncia: creĆa que al irme estaba comportĆ”ndome como una ingrata.
Poco despuĆ©s, renunciĆ©. No solo porque encontrĆ© otro lugar donde poner mi atenciĆ³n y mi tiempo. RenunciĆ© porque me di cuenta que esa no es la vida que quiero vivir: sin tiempo, sin energĆa e infeliz. RenunciĆ© aunque eso hiciera de mĆ una ingrata. PreferĆ serlo, ser egoĆsta, pero liberarme de la culpa de estar viviendo algo que no querĆa solo porque era lo que se esperaba de mĆ.
Ser egoĆstas con nuestro tiempo, nuestra energĆa, nuestros proyectos y nuestros sentimientos, es lo que nos permite buscar aquello que realmente nos llena.
Escuchar ese audio de 18 minutos de mi mejor amiga me lo reforzĆ³, y llenĆ³ mi corazĆ³n de orgullo: no vinimos a pasar nuestros 20s (o 30s, 40s, o cualquier otra edad) negĆ”ndonos la posibilidad de construir una vida con la que soƱamos por miedo a parecer egoĆstas.
Ser egoĆstas nos aleja de mirar atrĆ”s y sentir remordimiento por lo que no hicimos por miedo a lo que dirĆan si alzĆ”bamos un poquito mĆ”s la voz, enviĆ”bamos ese mensaje, comprĆ”bamos ese vestido o nos subĆamos a ese aviĆ³n. Ser egoĆstas nos permite reconciliarnos con nuestros miedos para darle al mundo lo mejor de nosotras mismas.
Renunciemos a lo que no nos llena, amemos mucho mĆ”s que solo un poquito, abracemos si sentimos ganas de hacerlo, pongĆ”monos el outfit, subamos la foto, lloremos sin miedo a daƱar el maquillaje. Seamos egoĆstas de la manera mĆ”s sana posible: eligiĆ©ndonos siempre a nosotras mismas.
XOXO, IT GIRL.