Hablemos de “Anyone But You”.
Otra comedia romántica donde los protagonistas se odian al inicio (¡me encanta!).
Después de salir de la sala de cine, aún estoy analizando la burbuja emocional que “Anyone But You” logró crear. No te preocupes, mantendré esta conversación sin spoilers, lo prometo.
¿Alguna vez has sentido esa mezcla de intriga y curiosidad que te hace desear conocer más sobre una historia de amor? La química entre Sydney Sweeney y Glen Powell es una de las principales responsables de esa cautivadora sensación.
Desde la primera escena, te envuelven en su dinámica, haciendo que rías o suspires. Es como si estuvieras presenciando un cóctel perfecto de talento actoral y conexión genuina.
Ah, el clásico “enemies to lovers”. La película explora este tema de una manera fresca. Te hace sentir las complejidades de las relaciones humanas, llevándote a reflexionar sobre los altibajos que todos experimentamos en el amor. Un recordatorio de que el camino hacia el match perfecto rara vez es lineal, pero siempre vale la pena.
La trama también incluye la fórmula de la relación falsa y la forma en que los actores recorren esta situación te hará disfrutar, pero también sentir. Descubres que detrás de la farsa, existe vulnerabilidad, risas compartidas y momentos auténticos que te harán enamorarte de los personajes.
El filme ha superado todas las expectativas al recaudar más de 100 millones de dólares, considerando que tuvo un presupuesto de tan solo 25 millones. La elección de la locación y del co-protagonista, a cargo de la productora ejecutiva Sydney Sweeney, resultó ser un acierto.
Obviamente, es una película sólo para los amantes de los clichés y tal vez el trend en TikTok, con la canción “Unwritten”, me haya contagiado del sentimiento de volver a creer en el amor. Pero, sea lo que sea, considero que la historia te dejará con una cálida emoción en el corazón.
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